VESTIRSE DE VIEJO
Dicen que me tiemblan las manos
que mis ojos de nubes se oscurecen
como si la transparencia
multiplicada de los años
se escondiera nostálgica del recuerdo.
Qué será del viejo sillón,
de la inconforme madrugada
que anduvo despierta
un día de fría llovizna
acurrucando tus desvelos.
Si ahora se alejan ausentes
vengan todos a vestirse de viejo
y dejar guardada
en solitario rincón
mi quejosa presencia.
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REYNALDO ARMESTO OLIVA. IWA . CUBA
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